lunes, 2 de julio de 2007

Orgasmos Femeninos

Experiencias bastante comunes: te encuentras en plena acción y te las prometes muy felices cuando, de pronto, se te corta el entusiasmo y te quedas a dos velas. Otras veces, aunque no te lo propongas tienes un orgasmo fabuloso sin hacer gran cosa por lograrlo. ¿Qué le pasa a tu cuerpo?

No le pasa nada. Sencillamente, que no es un reloj que repita las horas cada sesenta minutos. El orgasmo es fruto de una sumación de estímulos que se van acumulando en el cerebro hasta que llega el momento que se produce un desbordamiento de sensaciones que desencadenan una secreción de la oxitocina que se vierte a la sangre. Ella es la hormona que produce esas contracciones musculares pélvicas que se experimentan como sumamente placenteras y que se conocen con el nombre de orgasmo. Pero existen situaciones, circunstancias psicológicas y cambios físicos que condicionan la facilidad natural que tienen todos los cuerpos para obtener un orgasmo.
Y olvídate de todas esas historias sobre las dificultades femeninas con el orgasmo. El temperamento femenino es orgásmico por naturaleza. El 90% de las mujeres son orgásmicas. El otro 10%, no lo es por la incidencia de algunos elementos que les obstaculizan su obtención.

Situaciones que influyen

No siempre se está en las mismas condiciones para obtener el orgasmo. No sólo influye cómo se sienta cada cual en ese momento, sino que, también, influye de una manera importante la situación en la que se encuentre en ese momento. Por poner un ejemplo sencillo: una mujer que nunca tiene problemas con sus orgasmos, puede encontrar difícil su obtención si hace el amor en un automóvil, o en una casa familiar con temor a que se les sorprenda.

Cualquier situación en la que los sentidos no estén en lo que deben estar obstaculizará los orgasmos. Las dos precedentes son muy comunes. Pero también lo es acostarse con alguien para probar algo (qué se siente, perder el himen de una vez, no ser la última del grupo que lo hace...). En tales situaciones tu cuerpo y tu mente no están en lo que deben. O, también, acceder a tener relaciones sexuales por darle placer a la otra persona (que está muy bien, pero también se debe tener en cuenta uno mismo) sin encontrarse demasiado inspirada para ello.

Circunstancias psicológicas que influyen

La principal circunstancia psicológica que puede obstaculizar la obtención del orgasmo es, precisamente, el temor a no obtenerlo. O el fuerte deseo de llagar a él, que lleva aparejado el temor inconsciente de que eso no suceda. Cuando se adopta el papel de observador (¿llegará el orgasmo? ¿vendrá pronto? ¿cuánto tarda? ¿se dará cuenta de que soy, o no soy, virgen? ¿oleré mal?...) en lugar del de actor (cómo me gusta, así está bien...) los sentidos dejan de percibirse con la misma intensidad que cuando se concentra uno en ellos. Y eso, a la corta y a la larga, impedirá que llegues al orgasmo.

Las mujeres que se definen como completamente anorgásmicas reúnen, sistemáticamente, tres características importantes:

  • una necesidad subjetiva, imperiosa, de disimular desde muy pronto sus impulsos sexuales; bien porque el ambiente social o familiar en el que se desarrollaron así se lo exigía; bien porque las dificultades personales de la joven le hacían ver como exigencia imperativa lo que sólo era un entorno social poco permisivo.


  • una ignorancia sexual superior a la mostrada por el resto de las mujeres del entorno donde ella se desenvuelve. Bien porque la joven se ha desarrollado en una población pequeña, o no tanto, pero técnicamente aislada del resto de sus congéneres. O bien ha sido excesivamente permeable y crédula respecto a los mitos sexuales, ignorando sistemáticamente los datos más objetivos que existen al respecto.


  • y, finalmente, ha jugado también un papel substancial en el desarrollo de esas mujeres una rígida influencia religiosa durante su infancia con un especial énfasis en los aspectos negativos y pecaminosos del sexo.

    Tales fuerzas inhibidoras, incidiendo sobre personalidades inmaduras, impiden que las jóvenes que se encuentran entre los seis años de edad hasta pasada la pubertad adquieran una experiencia sexual mínima (la de todas las demás chicas), de las que la masturbación forma una parte esencial y es la más sencilla de todas. Lo que podría producir un deterioro físico y psíquico comparable al de cualquier otra clase de deprivación sensorial, tal y como apuntó Money en 1978.

    Los aspectos contrarios: conocimientos sexuales adecuados, admisión de la propia sexualidad como algo intrínsecamente saludable, la extroversión y el asertismo social, son elementos psicológicos que favorecen el orgasmo entre las mujeres.

    Circunstancias físicas que influyen
    Al ciclo menstrual se le ha atribuido un sinfín de cosas. Entre otras está la de proporcionar momentos en los que resulta más fácil excitarse y tener orgasmos. Lo primero es cierto. Es decir, las mujeres tienen mayores deseos sexuales en el momento del ciclo que va desde la ovulación hasta la regla siguiente. Sin embargo, se ha comprobado que el ciclo no influye a la hora de sentir orgasmos. Cualquier momento es bueno para sentirlos con intensidad.

    Existen sustancias que pueden obstaculizar el orgasmo femenino. Unas de ellas son los anticonceptivos hormonales. Algunas mujeres se quejan de que estos preparados disminuyen su deseo, pero lo que no suelen decir, salvo que se insista en la pregunta, es que también advierten que el tiempo de obtención del orgasmo se alarga. Lo mismo sucede con otro tipo de fármacos como los antidepresivos, llegando, incluso, a prolongar tanto la llegada del orgasmo que la mujer afectada prefiere dejar el estímulo porque se cansa. Pero la más común de todas es el alcohol. Esta sustancia se consume excesivamente en nuestro entorno. Sobre todo en las celebraciones y fiestas. El alcohol es un depresor del sistema nervioso. Gracias a esa acción depresora, al comienzo de la ingesta se reducen los frenos sociales y se adquiere una desinhibición que facilita los encuentros sexuales. El problema es que el alcohol sigue haciendo sus efectos y reduce la adecuada percepción de los estímulos eróticos alargando el tiempo de obtención del orgasmo. Por eso, los encuentros donde el alcohol se encuentra presente tienden a ser tan decepcionantes, en la mayor parte de las ocasiones, para ambos sexos.

    Otro problema de tipo físico lo constituyen las propias posturas del coito. Todas aquellas que no permitan el adecuado estímulo directo del clítoris son muy frustrantes al respecto. Sólo las que permiten que ambos pubis estén en estrecho contacto, facilitan el orgasmo femenino.
    Terra Mujer

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